En 1987, Jorge Malla, un chico de 16 años, acompañado de sus padres, firmó un contrato con una multinacional para grabar un disco con su grupo, Los Ronaldos. Cuando el grupo se disolvió, el joven solista se encontró sin nadie que le respaldara como músico, teniendo que empezar de cero. Literalmente.
Más de 30 años después, muchos discos, conciertos, kilómetros, fracasos y triunfos, ese chico que un día quiso ser solista, ha conseguido hacerse a sí mismo y se ha ganado un público fiel que le sigue en cada una de sus creaciones.
Esa es su historia: la de Coque y la de Jorge.