Pasaron 74 minutos sin sentir, sintiendo.
El jueves 23 de marzo pasado asistí con una amiga al programa Directores en el Zoco para ver el “falso documental” BENITO PÉREZ BUÑUEL, según palabras del propio director Luis Roca Arencibia. Decido ir al cine por el título, chocante el juego de palabras, me intriga, pero como dice también el director, no quiero saber nada antes de ver películas o de viajar, para que nada me condicione, quiero el factor sorpresa.
Esta película, más que narrar trayectorias literarias y artísticas a la manera habitual, toca sensaciones o sentimientos hacia los personajes protagonistas, Galdós y Buñuel, las interrelaciones entre ellos y su pensamiento y la decisiva influencia que tuvo el primero sobre el segundo; reconozco la falta de conocimiento que tenía al respecto.
CRÍTICA
El documental está contado en un tono muy cercano por el director -también en algunos momentos es protagonista- e incluye a personas de su propia familia de la manera más natural.
Desde el punto de vista de producto cinematográfico, quiero destacar varios aspectos: el primero de todos es la fotografía con un derroche de planos impresionante, mezclando fotografía real y de archivo con breves secuencias de animación de una manera realmente equilibrada y acertada por parte del responsable del montaje; una gran cantidad de información visual y de documentación mezclado con la intervención de personas de la cultura -difícil de asimilar en un primer visionado- que solo un montaje con maestría es capaz de aglutinar tanta complejidad y que quede coherente y comprensible. Los abundantes planos de fotografía desde el aire son realmente preciosos. Otro aspecto acertado es la música que, aunque reconocible, acompaña sin querer tomar protagonismo. En cuanto a la directora de producción, Marta de Santa Ana Pulido, su labor es encomiable –no exenta de múltiples dificultades sobre todo tratándose de su primera obra- enfrentándose con valentía, alegría y naturalidad al reto, según deja traslucir en la exposición que nos hizo del desarrollo del proyecto.
En resumen, un producto tocado de cierto surrealismo, propiamente buñuelesco, que nos pone de cara a la realidad española que venimos arrastrando desde el siglo XIX en donde arranca nuestro Galdós. Una reivindicación de la cultura española con más calado universal del que tendemos a darle, que tiene el poder de interpelarnos como individuos, tan lejos de los discursos político-sociales que dirigidos al conjunto de la sociedad no calan como calan y hacen reflexionar los productos culturales.
COLOQUIO
Durante el coloquio con el director y la productora -con los escasos 10 espectadores que estábamos en la sala- se vio la excelente opinión que todos tuvimos sobre la película y que se puede resumir en algunos comentarios concretos: una secuencia maravillosa de una escuela en Aragón de la profesora trabajando con unos alumnos de primaria sobre Buñuel de una manera muy espontánea y de viva voz; la escena de archivo de Galdós asistiendo a la inauguración de su escultura en el Parque del Retiro de Madrid junto con Victorio Macho, de la misma forma en la que fue retratado, muy mayor, sentado y cubierto con una manta por las piernas, en un plano compuesto de picado a cenital realmente hermoso. Otro espectador pregunta sobre el por qué de la utilización de la animación y la respuesta del director fue que por un lado es para introducir un lenguaje más cercano a las generaciones más jóvenes y por otro para dar presencia a personajes como Buñuel joven y viejo, Lorca, y Dalí en una hipotética escena con Galdós y finalmente Almodóvar como representante actual y universal de la cinematografía española.
Una duración de 74 minutos es una duración perfecta, estamos cansados de las películas de dos horas y media de duración.
Texto: María Dolores Ramírez Mittelbrunn. Socia de Cines Zoco Majadahonda.
Fotos: Jesús Escudero. Comisión de Eventos Cines Zoco Majadahonda
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