El 1 de julio de 2021 nos visitó Javier Tolentino con su documental «Un blues para Teherán». El periodista, crítico de cine y ahora director, ha apoyado a Cines Zoco desde sus inicios. Después de la proyección mantuvo un interesante coloquio con los espectadores.
En su primera obra como cineasta, Javier Tolentino, despliega todo su amor y fascinación por Irán, su cultura, su música y su gente. Superponiendo historias y personajes a modo de mosaico. Tolentino escapa de la narrativa convencional para dejarse arrastrar en un viaje poético que combate prejuicios y pone al descubierto aspectos fundamentales y desconocidos del actual pueblo persa.
Javier Tolentino es uno de los periodistas y críticos cinematográficos de referencia en nuestro país. Cuenta con una extensa trayectoria de treinta años ligada a los micrófonos de RNE. Dirigió, durante más de veinte años, en Radio 3 el mítico programa especializado en cine de autor El séptimo vicio.
Un Blues para Teherán nos enseña la realidad actual de Irán, a través del joven artista Erfan, que quiere convertirse en director de cine, aunque también canta y escribe poesía. Erfan nos guía entre un panorama de jóvenes músicos que interpretan canciones, tradicionales y actuales. Hay diversos estilos y géneros musicales. La música es muy útil para mostrar la convivencia existente entre tradición y modernidad, en todos los ámbitos de la vida cotidiana iraní.
En la película aparecen reflexiones de la gente común, como es el caso de un inolvidable pescador, que nos comparte que “la ciencia ha progresado mucho, pero en las demás cosas todo sigue igual” y donde comprobamos que, a pesar de las enormes diferencias entre aquel lejano país persa y el nuestro, los sentimientos de un padre respecto del futuro de su familia, la muerte de un hijo y la alegría de sus nietos, son idénticos a los nuestros. También aparece una joven intérprete musical, llamada Golmher, vestida completamente de negro, cuyo triste canto es una conmovedora denuncia de la situación de la mujer en la actual sociedad iraní donde se prohíbe cantar a las mujeres.
La narración audiovisual de la película está inspirada, y rinde homenaje a los mejores directores iraníes, tales como Abbas Kiarostami y Ashar Farhad entre otros, por la elaboración de sus planos, el ritmo narrativo y donde hay un protagonismo de la naturaleza.
Después de la proyección de la película hubo un animado e interesante coloquio con el director Javier Tolentino. Nos contó que la película “La vaca” dirigida por el iraní Dariush Mehrjui, en los años sesenta del pasado siglo, cambió la cinematografía de aquel país persa. Posteriormente vinieron directores iraníes muy interesantes que conformaron un importante movimiento cinematográfico, qué en la historia del cine, sucedió a la nouvelle vague y fue anterior al movimiento dogma.
Nos reveló aspectos técnicos del rodaje, por ejemplo, en materia de sonido, ámbito especialmente relevante por su trayectoria profesional, y de la edición y montaje. Nos hizo partícipes de la complejidad que supone una película de este tipo, donde la naturalidad de sus escenas y espontaneidad de sus protagonistas se consigue con mucho trabajo previo de preparación. En este sentido, Tolentino no cree en las etiquetas que sirven para clasificar su obra como película documental.
También, hubo oportunidad de hablar de la actual situación política en Irán donde hay un régimen que encarcela e impone muchas restricciones de censura a los artistas. Un régimen donde no hay libertad de creación ni de expresión. Está convencido qué en un futuro, por el empuje y nuevas creencias de la juventud, la libertad se acabará imponiendo y terminará el actual régimen político.
En definitiva, Un blues para Teherán se trata de una película de autor, muy coherente con las propuestas artísticas y de cine independiente, que ha defendido su director Javier Tolentino, en su faceta profesional de comunicador cinematográfico en Radio 3. Es una buena ocasión de conocer la esencia de un país lejano y exótico para muchos de nosotros, como es Irán, a través de una sorprendente banda sonora, sobre todo, para los espectadores no familiarizados con la música persa. Se trata de una narración audiovisual poética y humanista que tiene hechizo y logra cautivar como si fuera un cuento de Las mil y una noches.
Al finalizar el coloquio el director nos dejó el siguiente mensaje:
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