El 13 de noviembre de 2018 tuvimos una noche de western en Cines Zoco con el documental Desenterrando Sad Hill y la presencia de su director Guillermo de Oliveira, la productora Luisa Cowell (Zapruder Pictures) y la compositora Zeltia Montes. También participó en el coloquio Federico Utrera, director de Majadahonda Magazin y gran experto en películas del oeste.
Largometraje documental sobre la reconstrucción del cementerio de Sad Hill, espacio mítico donde se desarrolla la secuencia final de la película El bueno, el feo y el malo, una de las grandes obras del llamado spaghetti western, y último film de la Trilogía del Dólar de Sergio Leone. El director concibió el cementerio como un coliseo romano en el que se batirían en trielo, que no en duelo, los tres protagonistas de la trama, Clint Eastwood, Eli Wallach y Lee Van Cleef, durante la escena de 20 minutos que ha pasado a la historia como un monumento a las emociones humanas. El cementerio fue levantado para el rodaje en la provincia de Burgos y abandonado a su suerte una vez finalizó la producción, siendo sepultado por el tiempo.
Lo que documenta Desenterrando Sad Hill es el esfuerzo por la recuperación de ese espacio mítico por parte de un grupo de apasionados cinéfilos que cayeron bajo el embrujo de la obra maestra de Leone. Tuvieron que pasar casi 50 años para que este grupo de fans del western decidieran emprender un proyecto imposible: sacar de encima las décadas de abandono y reconstruir el cementerio. En el documental van apareciendo, junto a los cuatro protagonistas, los soldados del ejército español que participaron en el rodaje y toda una serie de figuras relevantes como el desaparecido Sergio Leone, el también director Joe Dante, el cantante de Metallica James Hetfield, el autor de la banda sonora Ennio Morricone, o el mismísimo Clint Eastwood, que acabaron cediendo a la tozudez del equipo tras incontables llamadas y visitas.
El grupo de arqueólogos seduce y conmueve en su reflexión en torno a la importancia de los mitos en el imaginario colectivo. Esos amantes del cine que, abrazados a la fuerza de voluntad y a la ilusión por lograr un sueño imposible, han cavado, quitado piedras y desbrozado matorrales para restituir lo que fue un glorioso plató natural. Su homenaje a la memoria cinéfila es conmovedor, así como su reflexión en torno a la importancia de los mitos en el imaginario colectivo. Todo se hizo por amor al cine. Pura cinefilia: un grupo de idealistas que deciden recuperar un cementerio olvidado desde 1966 por un interés común altruista.
Así no sólo nació uno de los fenómenos cinéfilos más emocionantes que se han visto en nuestro país, sino también un documental que da buena fe de todo el trabajo conseguido por la bautizada como Asociación Cultural Sad Hill. El director tuvo la fortuna de conocer pronto la existencia de esta asociación, así que pudo grabar el terreno aún intacto y pensó en hacer un cortometraje, pero aquello acabo convirtiéndose en un fenómeno que llegó primero a gente de otras provincias y después de otros países, y a través de las redes sociales se convirtió en un auténtico fenómeno global. Efectivamente, el proyecto de la Asociación Sad Hill no pasó desapercibido. Decenas de personas se presentaron en Burgos para cavar, colocar piedras y clavar cruces en las miles de tumbas que acabaron colocándose. Además, en busca de apoyo, crearon una iniciativa que terminó de convertir aquella reconstrucción en un sueño colectivo: cualquiera podía tener su nombre puesto en una de las tumbas. Parece algo siniestro, pero al fin y al cabo no era un cementerio de verdad, sino un santuario dedicado al amor a una película en particular, y al cine en general.
El público aplaudió con ganas al finalizar este apasionante documental y en el coloquio felicitó fervientemente a los invitados que quedaron encantados con la acogida.
0 comentarios