La crisis de los 40 años, la incertidumbre profesional, el desgaste de la vida de pareja cuando hay niños pequeños, la quiebra de las ilusiones y el aprendizaje, son algunos de los temas que se trataron el pasado jueves 29 de junio en nuestros cines, donde Félix Viscarret, director y guionista de la película “Una vida no tan simple”, vino a presentarnos su nuevo trabajo dentro del ciclo de Directores en el Zoco,
Con esta, era la cuarta vez que Félix Viscarret (Pamplona 1975) visitaba nuestros cines, ya que lo había hecho con sus anteriores trabajos y anunció que, si le llamábamos, volvería para presentar sus próximas películas.
El film empieza cuando Isaías, un joven y prometedor arquitecto, recibe un premio como reconocimiento a su obra y piensa que toda la vida va a seguir igual. Sin embargo, pasan los años y no consigue despegar profesionalmente y reparte su tiempo entre el estudio de arquitectura y el parque donde lleva a jugar a sus hijos de 3 y 5 años, al terminar las clases.
Su vida de pareja con Ainhoa también se ha resentido, entre otras cosas por las tensiones derivadas de la crianza de unos niños pequeños, y en esas circunstancias entabla una relación con Sonia, madre de un niño del colegio que frecuenta el mismo parque de juegos. El día a día del protagonista y su evolución, así como la de las personas que le acompañan es el eje de esta cinta.
Durante el interesante coloquio que se desarrolló tras la proyección, el director nos contó que rodaron durante cinco semanas en Bilbao y que en ese tiempo tuvieron 21 días de lluvia, hasta que salió el sol y pudieron rodar las escenas del parque con una luz otoñal, casi mágica, de apariencia nórdica, que envuelve a Isaías que se encuentra dividido entre su profesión y sus hijos.
Precisamente a lo que significa rodar una película con niños dedicó una parte de su intervención Félix Viscarret, quien dijo que “todo lo que te dan es oro y te lo dan sólo una vez”. “Son actores de solo una sola toma y solo tienes una bala de plata”. En el proceso le había ayudado que cuando se gestó la película él tenía dos hijos de esa misma edad y, de hecho, define el film como una “semi autobiografía”.
Relató que la idea de la película le surgió una noche en la que decidió irse a casa con sus hijos para que su mujer pudiese quedarse con unos amigos. Los niños se durmieron en el coche y “me las tuve que apañar para trasladarles a casa sin despertarles. La imagen de un hombre con dos niños a cuestas por una calle vacía de Madrid me pareció que tenía gracia pero también algo de pérdida”. “Puedes quedarte atrapado por esa perdida, por haber tenido que renunciar a estar con unos amigos, o puedes entender que esas dos criaturas le dan sentido a tu existencia”.
Se trata de una película inteligente, intimista, cómica y un tanto melancólica, en la que se analiza el proceso del aprendizaje y la pérdida en un personaje que estás pasando de una fase vital a otra. Es una cinta que es pura emoción y que trata temas que nos tocan un poco a todos, como la vida soñada frente a lo que realmente somos, lo que se considera éxito o fracaso, el amor, la pareja, la fidelidad, la rutina, la maternidad y la paternidad,
Preguntado por la razón por la que había elegido a los arquitectos para contar su historia dijo que lo mismo podría haber hecho con otra profesión como la de cineasta, porque se trata de colectivos en los que está presente el ego, la vanidad, la búsqueda del éxito y de los premios pero que había preferido coger un ejemplo más universal, que no fuera hablar del cine dentro del cine, con una profesión que tiene parte de industria y parte de creación.
Félix Viscarret tuvo palabras de afecto para nuestro Cine y dijo que para él siempre es “un placer estar en los cines Zoco de Majadahonda. Me quito el sombrero ante el amor al cine y el cariño a las películas y a las personas que trabajan en esas películas”.
Texto: Victoria García. Vicepresidenta de la Junta Directiva Cines Zoco Majadahonda
Fotos y Video: Jesús Escudero. Comisión de Eventos Cines Zoco Majadahonda
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