El 3 de abril de 2021 recibimos en Cines Zoco al director Juan Cavestany que presentó su última película «Un efecto óptico». En el coloquio estuvo acompañado por el director de fotografía Javier Bermejo. El evento fue moderado por Gabriel Rodríguez, Presidente de la Asociación.
Se llenó la Sala 1 y se abrió otra sala para que más socios y espectadores pudieran ver la película. Nadie salió indiferente del pase, a algunos les gustó mucho y a otros más bien poco. Pero nada comparable al coloquio posterior donde algunos espectadores felicitaron al director, otros mostraron su desconcierto y los más le pidieron las claves para terminar de entender la historia. Un coloquio largo y apasionante que ayudó a comprender mucho mejor la película.
En la cinta, Alfredo y Teresa, un matrimonio de Burgos viaja a Nueva York con la intención de «desconectar» y hacer todos los planes de un viaje perfectamente organizado. Se va mostrando con detalle la cotidianeidad de esta pareja perdida en una gran ciudad, pero sobre todo perdida en su propia relación, con grandes dosis de aburrimiento, él esforzándose en creer cada palabra de la guía de viajes (visita al Metropolitan, a la Estatua de la Libertad, subida al Ferry, ir de compras…), y ella observándo todo con recelo. Pero, se les empieza a plantear un problema, Nueva York se parece demasiado a Burgos. Los edificios son grises, no hay rascacielos, las calles no tienen tiendas de Chanel y la señora que pasea se parece a la charcutera. ¿Dónde están entonces? Un punto de partida que comienza a girar sobre sí mismo y que va realizando variaciones en forma de bucle. Según avanza el metraje van aumentando las fisuras en la pareja, pues cada uno de ellos se relaciona de forma dispar con las expectativas del viaje. Un viaje donde la mortadela ejerce de vínculo de unión con la realidad abandonada, en un retrato que se desdobla una y otra vez entrando en constantes repeticiones que despliegan su metáfora desde una convivencia matrimonial marcada por el tedio, la insatisfacción y el síndrome del nido vacío.
El director nos muestra el turismo como signo de un globalizado provincianismo, el terror a los silencios y banalidades de la vida en pareja, el cine como terapia para nuestros miedos. La propuesta de Cavestany es tan original y atrevida que su alergia a la indiferencia ha de ser motivo de regocijo. Eso sí, uno no puede ser cobarde o supersticioso, hay que cruzar el túnel para disfrutar del paisaje. No hay que intentar entender al cien por cien Un efecto óptico, sólo disfrutarla y reírse con todas las ocurrencias del director y de los dos actores entregados a la causa.
La película cuenta con una extraordinaria interpretación de Carmen Machi y de Pepón Nieto, que componen a la perfección este matrimonio de Burgos perdido en la gran ciudad. Reflejan personajes muy cercanos a la vez que aburridos, que despiertan mucha ternura en su intento de ser felices.
Durante el coloquio el director explicó que el proyecto iba a ser inicialmente un cortometraje. Lo tenía pensado desde que vivió en Nueva York, donde ejercía de periodista y observaba a los turistas españoles que se movían por allí y a los que identificaba fácilmente. Después de dirigir Gente en sitios escribió el guión al que dio muchas vueltas, hasta que años después se juntó con Carmen Machi y Pepón Nieto y arrancó el proyecto. Enseguida se dio cuenta de que la energía que estaba empleando era casi la misma que ponerse a hacer un largometraje. Según avanzaban el guión sufrió muchas versiones. Y a continuación explicó: “Esta película es la resolución de algo parecido a un sueño o una idea obsesiva sobre esa imagen de dos personas perdidas en una ciudad. Ha sido una culminación sorpresiva, puesto que Un efecto óptico, al no estar diseñada de antemano, se ha llenado de ideas durante el proceso y no ha acabado siendo exactamente lo que me imaginaba. ¡Ha sido algo mejor!”.
Con música omnipresente en todo el metraje Un efecto óptico tiene coincidencias, casuales según el director, con películas recientes como Tenet de Christopher Nolan y Estoy pensando en dejarlo de Charlie Kaufman. En lo que sí se ha inspirado es en los films de David Lynch que siempre le han fascinado. Y señaló: “La película se sostiene básicamente en mecánicas de lo absurdo, que es la mirada extraña sobre lo cotidiano”.
El director de fotografía Javier Bermejo explicó que Cavestany y él plantearon el proyecto para hacer una película en la que hubiera un ‘diálogo entre edificios’, un estado de ánimo de los elementos urbanos. Esto llegaron a comentárselo a los propios actores, para su mayor desconcierto. Y contó a continuación que en un principio solo iban a ir a Nueva York el director y él, para grabar algunas escenas, pero que finalmente también fueron los actores, como unos turistas más. Y lo más curioso es que a Carmen Machi la reconocía mucha gente por la calle, ella estaba sorprendidisima y es que como dicen tantas veces en la película: “En Nueva York todo el mundo habla español”.
Para finalizar el director remarcó que en la película son más importantes las preguntas que se hace el espectador que las respuestas, ya que no tiene respuestas certeras. La película genera una desazón, una inquietud que era lo que se quería transmitir al espectador: “Si la tuviera que resumir diría que es un cuento o una fábula, realmente es un homenaje a los cuentos”.
La película fue presentada en la sección Zabaltegi del Festival de San Sebastián y en el Festival de Sitges y ha sido estrenada exclusivamente en salas el pasado 26 de marzo gracias al apoyo de Filmin, plataforma donde se podrá ver próximamente.
0 comentarios