El pasado sábado 11 de junio de 2022 se proyectó en Cines Zoco La voluntaria, segundo largometraje de la cineasta Nely Reguera que vuelve a tratar el tema de la soledad de la mujer como hizo en su ópera prima María (y los demás), nominada al Goya a la mejor dirección novel en 2016. Finalizada la proyección tuvo lugar un interesante coloquio con la directora.
La película trata de la experiencia de Marisa, una mujer jubilada, brillantemente interpretada por Carmen Machi, que decide irse de voluntaria a un campo de refugiados en Grecia. Es madre de tres hijos ya mayores e independizados, no tiene nietos y aparentemente, llevada por una necesidad de llenar un vacío, ocupar su tiempo y ayudar a los demás, se va de voluntaria con una ONG.
En el campo de refugiados Marisa, más que colaborar con la ONG, con sus normas y objetivos, actúa por su cuenta encariñándose con Ahmed, un niño huérfano, y ejerciendo el papel que añora, el de abuela.
Marisa, sin saberlo, “secuestra” al niño y se lo lleva a Atenas con la intención de hacer las gestiones para adoptarlo. Después de pasar unos días de angustioso encierro en un hostal de la capital griega, la situación se le va de las manos, se da cuenta de la imposibilidad de su propósito y devuelve el niño al campo.
La directora nos quiere mostrar, con la actitud de la protagonista, el paternalismo occidental de aquel que va de voluntario con la idea de ayudar a los demás cuando en realidad lo que busca es ayudarse a sí mismo, llenar un vacío y huir de la soledad que siente.
El papel de Ahmed está interpretado por un niño turco, refugiado en un campo griego y que actualmente vive en Alemania. El niño no habla, todas sus emociones las dirige a un perrito que le acompaña noche y día. Nely nos desvela en el coloquio que con el silencio del niño ha querido representar a los “sin voz”, a los refugiados. También nos explicó que el encierro de Marisa y Ahmed en la asfixiante habitación del hostal de Atenas quería representar el encierro de los refugiados en el campo.
La propia experiencia de la directora queda reflejada en la película. Su madre, jubilada y sin nietos, tenía sobre todo tiempo y la inquietud de querer hacer algo. “No tengo vacaciones, tengo tiempo”, dice Marisa en un momento de la película. Así mismo, Nely fue voluntaria en un campo de refugiados en plena crisis de refugiados en Grecia, cuando operaban miles de ONG pequeñas, no profesionales; los voluntarios no sabían si podían encariñarse con la gente, si podían hacer fotos… no había normas claras.
En la película, las normas del campo son expresadas por Caro, Coordinadora de Voluntariado del campo, de manera tajante a Marisa. Este hecho hace que el público empatice con la buena y humana Marisa y rechace a la estricta Caro, cuando la que actúa bien es la Coordinadora.
A pesar de que durante la película, te planteas varias veces si tanta norma estricta, tantas reglas que no te puedes saltar por nada, no hace que te olvides del objetivo principal y a pesar de que varias veces te planteas la humanidad de los voluntarios, el desenlace final nos quiere comunicar que unas normas, procedimientos y objetivos claros son imprescindibles en una seria labor de cooperación.
La película es muy oportuna y actual por la realidad que vivimos ahora con los refugiados. Quiere llamar la atención de la situación de los miles de refugiados olvidados por Occidente. “Europe we need home” (Europa, necesitamos un hogar), se lee en una pintada de una pared de Atenas.
Sin duda, Nely nos ha hecho reflexionar sobre las contradicciones del ejercicio de la solidaridad y nos alerta para no caer en el paternalismo.
- Directora: Nely Reguera
- Guión: Nely Reguera, Eduard Solá, Valentina Viso
- Actores: Carmen Machi, Itsaso Arana, Délia Brufau, Amau Comas, Yohan Lévy.
Texto: Lilo Rodríguez de Rivas. Socia de Cines Zoco Majadahonda.
Fotos: Clara Quesada y Susana de la Mata. Comisión de Eventos de Cines Zoco
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