El pasado domingo 6 de octubre de 2019 se proyectó, dentro del ciclo organizado conjuntamente por los cines Zoco y por la asociación cultural Pórtico de la Cultura, un cinefórum en torno a la película Mientras dure la guerra. Ante una afluencia que permitió llenar por completo la sala, el profesor Guedán, doctor en filosofía, realizó una breve introducción a la figura del filósofo vasco Miguel de Unamuno, protagonista del film.
Tras la proyección, se inició el coloquio con una recomendación: atender a lo que el director ha pretendido transmitir prioritariamente al espectador; que no es propiamente un hecho histórico, sino la enseñanza moral derivada de un suceso que ha trascendido esa condición, para convertirse en mito de la historia contemporánea española: el enfrentamiento entre el filósofo vasco y el general Millán Astray, durante la celebración de la Fiesta de la Raza, el 12 de octubre de 1936. El profesor Guedán intentó que se dejaran al lado los aspectos históricos, que podrían convertir el coloquio en un debate acerca de la realidad efectiva de los sucesos narrados, subrayando la condición de ficción que posee la película de Amenábar; una ficción, eso sí, apoyada en hechos y completada con interpretaciones legítimas aunque discutibles de los mismos; pero cuyo propósito es, a todas luces, subrayar la profunda enseñanza que la heroica acción de Unamuno pretendió dejar en los corazones de quienes le escucharon aquella mañana.
El tiempo restante del coloquio fue ocupado por intervenciones, para preguntar y para apuntar interesantes ideas acerca de lo visionado. Por ejemplo, un espectador quiso subrayar la precisión histórica de algunos puntos de la película, relatando los recuerdos vívidos de su madre anciana, cuando de niña vio por Valladolid al general Millán Astray actuando con el mismo humor cuartelero que despliega en el filme.
Una espectadora señaló el grado de responsabilidad que corresponde a un profesor universitario del prestigio de Unamuno, a la hora de tomar partido en un conflicto como nuestra Guerra Civil; responsabilidad que quizás puede mitigarse comprendiendo la absoluta confusión existente entre quienes vivieron aquellos primeros momentos de la contienda, respecto de los objetivos reales que pretendían los militares sublevados; confusión que, por lo demás, es magistralmente plasmada por Amenábar al retratar a un general Franco introvertido, cauto y astuto, cuyas intenciones se escapan a quienes le rodean. Otra espectadora, en un sentido próximo, denunció, por contraste, la falta de compromiso de los intelectuales y profesores universitarios actuales, en defensa de valores como los que llevaron a Unamuno a jugarse la vida, enfrentándose “a los hunos y a los hotros”.
Las dudas que Unamuno muestra durante la película, sus vacilaciones y su abandono de algunos amigos, fueron juzgados por una persona como decepcionantes. Si bien el profesor Guedán propuso que se intentaran ver como reflejo de la angustia vivida por el anciano filósofo que, pese al mito construido en derredor suyo, era “un hombre de carne y hueso”; y
pese a la cual fue capaz de sacar fuerzas de flaqueza para cumplir con su compromiso con la verdad y la justicia.
Por último, se preguntó acerca del grado de realidad que posee la idea que encierra el mismo título de la película de Amenábar: que los sublevados deseaban nombrar a Franco generalísimo, únicamente mientras durara la guerra. El profesor Guedán cedió la palabra al profesor Jesús Martínez, catedrático de historia contemporánea, presente en la sala, quien ofreció unas pinceladas acerca del carácter de Franco como estratega en medio de las maniobras que supone inevitablemente todo ascenso al poder.
Texto: Víctor Guedán, profesor de filosofía de la UCM y presidente de Pórtico de la Cultura