El 4 de diciembre de 2018 nos ha visitado Alberto San Juan con «El Rey», película de la que es codirector (junto a Valentín Álvarez), además de guionista y actor. Después de la proyección mantuvo un interesante e intenso coloquio con el público.
Adaptación al cine de la obra de teatro del propio Alberto San Juan. Obra sobre la historia reciente de España que pivota en torno al rey emérito Juan Carlos I y por la que desfilan fantasmas del pasado como Adolfo Suárez, Felipe González, Juan Luis Cebrián, Don Juan de Borbón, Carrero Blanco, Franco, Salvador Puig Antich o Antonio Tejero.
El Rey adopta un enfoque experimental, arriesgado e inevitablemente controvertido. A través de una colección de diálogos creados alternando declaraciones en prensa y discursos oficiales con reflexiones hipotéticas, retrata a un Juan Carlos I recién destronado y azotado por fantasmas del pasado. Desmitificando y cuestionando la Transición y el papel que en ella jugó el monarca; y lo hace sirviéndose de luces, sombras, sonidos y ángulos de cámara para crear una atmósfera onírica y angustiosa, y evitando tanto el discurso de trazo grueso como la burla facilona. La trama comienza en 2014 con la abdicación de Juan Carlos I y retrocede hasta 1948 cuando, con 10 años, llega por primera vez a España. La película es una pesadilla, un viaje psicótico de un hombre que, en el epílogo de su vida, cae de la cima al sótano. Y allí, en lo más profundo, recuerda. En la honda noche, el rey recibe la visita de sus fantasmas.
Tres actores sostienen todo el entramado de la cinta: Alberto San Juan, que interpreta a varias figuras clave de la Transición española, como Francisco Franco o Adolfo Suárez; Luis Bermejo, en el papel de Juan Carlos I, y Willy Toledo, que alterna papeles como Felipe González o Juan Luis Cebrián.
La película no es una obra de teatro filmada. Es una película teatral. Y es el intento de aportar un material más perdurable al debate público. La cámara juega a construir sombras, navegar por el tiempo y crear fantasmas en el reducido espacio de una habitación por fuerza cerrada. En los títulos se añade que es ficción, porque cualquier acercamiento, aunque sea histórico y documentado, utiliza recursos ficticios, como actores o iluminación. También es un seguro jurídico. El territorio formal de la película es el territorio de los sueños, en el cual existe una libertad formal absoluta. Las concepciones de tiempo y espacio no existen en los sueños de forma realista, puede suceder cualquier cosa. Esto les da a los autores una gran libertad. La película no es siempre tenebrosa, a veces hay mucha luz. Toda la trama sucede dentro de la cabeza del rey emérito Juan Carlos I. Es un hombre al final de su vida, una vida donde ha habido mucha sangre alrededor; un hombre atormentado que no puede dormir y que está rodeado de fantasmas.
El Rey está producida por el Teatro del Barrio, una cooperativa de consumo cultural ubicada en el madrileño barrio de Lavapiés. Un proyecto pluridisciplinar, destinado a reflexionar sobre la política, la sociedad, la economía y el arte. Sin ánimo de lucro, sin propiedad. Todos estos valores y más de 460 socios sostienen el proyecto. Y todos ellos, más una campaña de crowfunding, hicieron posible llevar esta obra de teatro al cine.
El director explicó en el coloquio que la intención de este proyecto es tratar de intervenir en el debate público de la única manera que puedo hacerlo: contando una historia. No es doctrina, es parte de la discusión siempre necesaria. La película y el propio teatro que ampara a los dos son el resultado de la quiebra que supuso el 15-M.
Teatro del Barrio y Cines Zoco, dos Asociaciones sin ánimo de lucro y creadas con la voluntad de salvar un tipo de oferta cultural que estaba a punto de perderse.
El Rey no dejará a nadie indiferente.
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