El pasado jueves 14 de marzo de 2019 el director Aitor Bárez estuvo con nosotros para presentarnos su documental Everest, un reto sobrehumano. Después de la proyección, Aitor nos contó curiosidades sobre la grabación de esta aventura que comenzó en diciembre de 2016 y duró más de tres meses.
La historia narra el intento de subida al Everest por parte de un equipo de alpinistas españoles liderado por el montañero vizcaíno Álex Txikon, uno de los alpinistas más respetados y conocidos en el mundo. Además de un grupo de sherpas experimentados, el resto del equipo lo componen el joven alpinista madrileño Carlos Rubio, y Aitor Bárez y Pablo Magister como equipo de filmación.
Pero el reto que plantea el documental no sólo es la ascensión a este descomunal pico de la Cordillera del Himalaya, situado entre el Nepal y China, sino que hay dos circunstancias que se suman como desafíos: hacer la subida en pleno invierno y sin oxígeno artificial.
La primera ascensión en invierno lo consiguió una expedición polaca liderada por Andrzej Zawada. Pisaron la cumbre Krzysztof Wielicki y Leszek Cichy el 17 de febrero de 1980. Era, además, la primera vez que se conseguía la cima de un ochomil en invierno. Desde entonces, sólo 15 los alpinistas que lo han ascendido en invierno. Pero nadie ha subido el techo del mundo en invierno desde 1993.
Por otro lado, la primera ascensión sin oxígeno embotellado la protagonizaron el italiano Reinhold Messner y el austríaco Peter Habeler el 8 de mayo de 1978, algo que se creía imposible por aquel entonces. Esta ayuda artificial a la que se oponen los puristas, ha sido equiparada con el doping por la Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo, UIAA. Su uso devalúa considerablemente cualquier ascensión a un ochomil. Además de reducir los efectos de la altitud, la consiguiente fatiga y el riesgo de congelaciones, el empleo de oxígeno embotellado aporta un calor indispensable en las altas cotas. Mucho más en invierno.
Ahora, en este documental, Alex Txikon su equipo se enfrentan a un reto que hasta la fecha nadie ha sido capaz de culminar: ascender al techo del mundo en la estación más fría del año y sin la ayuda de oxígeno embotellado.
Considerado uno de los desafíos más importantes que pueden realizarse en el mundo de la aventura y los deportes extremos, la ascensión invernal del Everest es una actividad frente a la que la inmensa mayoría de los alpinistas intentan evitar, y es que estamos hablando que no te estás jugando el prestigio, sino la vida.
Desde que el 29 de mayo de 1953, Edmund Hillary y Tenzing Norgay llegaron a la cumbre por la ruta del collado Sur, alrededor de 300 personas han muerto intentando llegar a lo más alto de la montaña. Avalanchas, caídas, hipotermias, problemas de salud debido a la alturas… la mayoría de los cuerpos sin vida incluso permanecen todavía en el hielo. Algunos de ellos se ven en el propio documental.
La sala se lleno para ver esta intensa y espectacular aventura sobre la ascensión al monte más alto del planeta, 8848 metros de altitud que los espectadores vivieron como si estuvieran subiendo con los protagonistas de Everest, un reto sobrehumano.
Gracias, Aitor y al público, lo pasamos… ¡¡de altura!!
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