El 19 de abril de 2024 asistimos a una nueva sesión del mejor cine clásico con una gran película de cine negro, “En un lugar solitario” (1950), de Nicholas Ray. Se trata de la segunda colaboración entre el director y Humphrey Bogart, esta vez, no sólo como actor sino como productor (Santana Productions). En su momento la cinta no tuvo el éxito de público que merecía, en gran parte debido a que desafiaba las convenciones del clasicismo hollywodiense, presentando a Bogart como un antihéroe sin ningún tipo de atractivo y sustituyendo el habitual “happy end” por un atípico final, triste y desolador.
Para el coloquio, contamos con nuestros habituales ponentes, Mª Eugenia Guzmán, cinéfila y crítica especializada en cine clásico, y Javier López Otaola, experto en historia del cine y miembro de la Junta Directiva de Cines Zoco.
La película toma como base la obra homónima de la brillante escritora de cine negro, Dorothy Hughes. Aunque mantiene a los principales protagonistas de la obra literaria la trama es muy diferente. Además, como indicó Javier, lo curioso es que, partiendo del guion escrito por Andrew Solt, durante el rodaje el director lo fue modificando de tal manera que la película pasó de ser el thriller inicialmente previsto a un drama psicológico. Y es que para Nicholas Ray el retrato psicológico de los personajes era mucho más interesante que la propia trama policial (el asesinato se convierte casi en un “MacGuffin”). En su filmografía siempre aparecen personajes atormentados e inadaptados, de carácter difícil, concentrados en sus obsesiones, reflejo de la violencia latente en la vida de su país. El conocido crítico e historiador de cine David Thomson definió a Ray como “el poeta del desencanto de América”. Todo esto hizo que fuese muy apreciado por la “Nouvelle Vague” francesa, quien le consideraba un autor, frente a los artesanos de Hollywood.
Mª Eugenia destacó que el personaje de Dix Steele (Humphrey Bogart) mostraba muchas de las características personales, tanto del director como del actor. Este último sarcástico, bebedor e irascible. Por su parte, Nicholas Ray, que estaba casado con la actriz protagonista Gloria Grahame con la que mantenía una relación conflictiva que acabó derivando en su separación en medio del rodaje, reflejó toda su amargura en los dos protagonistas.
Como se ha indicado anteriormente, sin duda lo más atractivo de la película es la evolución de la relación entre Dix y Laurel (Grahame). Dos seres profundamente desencantados que parecen encontrar el amor que tanto han deseado pero que finalmente acaban devorados por sus propios fantasmas. Dix tiene una personalidad compleja y dual, ya que a sus arrebatos violentos le suceden sus arrepentimientos (también tiene buen corazón), convirtiéndolo en un personaje imprevisible que provoca miedo y a la vez fascinación. Es en este conflicto en el que se ve inmersa Laurel, una actriz sin suerte que espera una oportunidad que no llega, que se siente atraída por la gran personalidad y brillantez de Dix, y que piensa que dándole su amor podrá cambiarle. Sin embargo, al final el temor a su violencia, los celos de Dix y la sospecha del crimen, en gran parte alimentada por los demás, acaban por abrumarla y hacerla huir. La memorable frase “Nací cuando ella me besó, morí cuando me abandonó. Viví mientras me amó” refleja perfectamente el romanticismo de Dix a la vez que nos hace ver su incapacidad para mantener una relación estable.
Para Javier, la elección de los actores no pudo ser más acertada. Bogart realiza una de las mejores actuaciones de su carrera, añadiendo muchos y ricos matices a su habitual papel de cínico detective que le hizo tan popular. También está genial Gloria Grahame, en un papel que evoluciona desde una mujer inteligente y segura de si misma, hacia otra en la que los temores acaban por atraparla y conducirla, al igual que a Dix, de nuevo a la soledad. Precisamente, el título de la cinta hace referencia a ese lugar, la mente, donde habita la soledad de los seres que son incapaces de empatizar. El resto de los actores secundarios también están impecables.
Como señalaron Javier y Mª Eugenia, la obra es hija de su tiempo, una época en la que los hombres habían regresado de la guerra trastornados y desarraigados, en el mundo de Hollywood imperaba el negocio frente a la calidad y en el plano político se extendía la paranoia hacia los comunistas generada por el Comité de Actividades Antiamericanas del senador McCarthy. Como ejemplo de esto último tenemos el desgraciado caso de Art Smith, el encantador agente de Dix, que tras la delación de Elia Kazan en 1952, formó parte de la lista negra y no volvió a encontrar trabajo en el cine.
Durante el coloquio el público intervino sobre todo para alabar la actuación de Bogart en un papel de tanta complejidad, a cuyo personaje no dudaron en calificar como un psicópata y maltratador. A los espectadores también les encantó la escena del piano en la que la estupenda Hadda Brooks cantaba “I hadn’t anyone till you” frente a unos enamorados Dix y Laurel.
Texto: Javier López Otaola, miembro de la Junta Directiva de Cines Zoco
Fotos: Ana Ferro, socia de Cines Zoco
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