DIRECTORES EN EL ZOCO. FERNANDO TRUEBA presenta «El olvido que seremos»

Jun 29, 2021

El viernes 18 de junio de 2021 recibimos por segunda vez en el Zoco al director Fernando Trueba, en esta ocasión con su última película El olvido que seremos, adaptación de la gran novela del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince.
Ni los problemas técnicos que sufrimos debido a la inundación de la zona de proyección, que afectó a la sala donde se iba a proyectar la película, con el consiguiente cambio de entradas a los espectadores por las de otra sala, ni el retraso en el inicio de la proyección desanimaron a nuestros socios y seguidores que quedaron entusiasmados con la película y con el coloquio con el director.

El olvido que seremos es un relato desgarrador y emocionante sobre la familia, que refleja, al mismo tiempo, el infierno de la violencia que ha golpeado Colombia en los últimos cincuenta años. El 25 de agosto de 1987 Héctor Abad Gómez, médico y activista en pro de los derechos humanos, es asesinado en Medellín. El olvido que seremos es un maravilloso homenaje escrito por su hijo Héctor Abad Faciolince, y que le sirvió al autor pasados 20 años de su asesinato, para convertir la herida en cicatriz y también para alargar su recuerdo un poco más, antes de que llegue el olvido definitivo. Es un testimonio de vida y un homenaje de un hijo a un padre muy querido y fallecido trágicamente, la biografía de una persona buena y tolerante, un médico humanista y un luchador de causas justas. Además de homenajear a su padre el autor ha querido hacerlo también a todos los que han muerto de manera injusta en Colombia en los últimos años, muchas muertes y de todos los lados.

Fernando Trueba, enamorado del libro desde su primera edición en 2006, lo recomendaba y regalaba a todos su familiares y amigos e incluso obsequiaba con ediciones en otras lenguas a conocidos de otros países, aceptó el reto de llevar al Cine este texto a pesar de las dificultades que entrañaba y después de resistirse inicialmente. Encontró además la colaboración de su hermano David en la difícil labor de convertir la novela en un guión de cine. El libro no es un relato continuado sino una relación de hechos, muchos de ellos narrados desde el punto de vista de los sentimientos. A pesar de la dificultad, David Trueba ha logrado adaptar con éxito la novela.

En la película se nota la mano del director, conocedor de la realidad colombiana y habituado a las familias numerosas, como la suya propia. Destacando la magnífica interpretación de Javier Cámara, que hace un trabajo impecable, ayudado por su gran parecido con el personaje real y por ser capaz de utilizar el acento paisa de Medellín, que hace que no choque que sea un actor español quien haga el personaje, al estar rodeado de actores y actrices colombianos, quedando totalmente integrado como uno más. A los cinco minutos de comenzar la película dejamos de ver al actor español, y este se ha convertido en la figura carismática del Dr. Abad.

También hay que destacar el trabajo de las actrices colombianas que representan a la familia del protagonista y que se reflejan en una de las muchas frases brillantes de la historia: “En la casa vivían 10 mujeres, un niño y un señor”.
La película se desarrolla en su primera hora durante el año 1971 en una familia numerosa de clase media, o más bien acomodada, en la ciudad de Medellín, donde el protagonista es un niño de 12 años y la relación que tiene con sus hermanas y especialmente con su padre, que le mima a la vez que le va dando las instrucciones para la vida, con una mezcla de cariño y firmeza, pero sobre todo con mucha sabiduría. El niño va creciendo super protegido por su papá pero a la vez va conociendo la dura realidad del país con el trabajo del padre en los barrios pobres, con la visita al Instituto Anatómico para ver su primer muerto, con las ausencias del padre por sus continuos viajes a otros países y que le hacen sentir tan mal. También vemos el paso del niño por varios colegios religiosos y su educación mixta por una constante pugna familiar entre la familia materna (más conservadora y creyente) y la paterna (más liberal y menos religiosa).

Y se refleja principalmente la alegría de una familia numerosa, hasta que se ve truncada por la muerte de Marta, una de las hermanas, a los 16 años, a causa de un melanoma y que deja a la familia destrozada. Con este hecho terrible acaba la primera parte de la película, y ya ninguno de los personajes volverán a ser los mismos.

Hasta aquí la película está rodada en color, y a partir este momento se pasa al blanco y negro, ya en 1983 en la ciudad de Medellín, con la vuelta de Héctor Abad hijo desde Italia y el reencuentro con su familia y especialmente con su padre. Éste ya dedicado en cuerpo y alma a la defensa de los derechos humanos y a la política. En la parte final del filme se cuenta el asesinato del Dr. Abad por unos sicarios en un momento muy difícil para Colombia. Las escenas del asesinato y de la reacción de la madre, hermanas y del hijo es una continuación de secuencias desgarradoras que preparan para el final de la película en un rendido homenaje a una persona buena, como lo fue Héctor Abad Gómez en el retrato y homenaje realizado por su hijo. Resulta muy duro ver que su asesinato es la crónica de una muerte anunciada, y así la primera reacción de su esposa (¿Mataron a Héctor?) o de sus hijas (¿Mataron a mi Papá?) o del hijo cuando le llaman por teléfono (“si alguien está diciendo que mataron a Héctor Abad fue porque mataron a alguien que se llama como yo”, y le dice a su madre “creo que pasó lo peor”). Todo esto confirma que es un hecho esperado y temido a la vez. Sobre todo, después de aparecer en una lista de personas amenazadas y viendo que cada semana caen acribilladas a balazos personas de su entorno.

En este punto merece destacar la música del polaco Zbigniew Preisner, que acompaña toda la película con una honda belleza melancólica, y que impulsa las lágrimas al final de la misma.

La película es de rabiosa actualidad por los mensajes sobre las vacunas o la insistencia en el lavado de manos y la campaña del Doctor, en este caso contra la polio y otras enfermedades, pero que se parecen mucho a la lucha actual contra el Coronavirus. También por las imágenes de las manifestaciones y de la represión de la policía de estos últimos meses, con muchos muertos que vuelven a azotar Colombia cíclicamente, cuando parecía que con el proceso de paz habría entrado definitivamente en una nueva etapa.

La película termina con la lectura del poema de Borges que Héctor Abad llevaba encima en el momento de su asesinato, lo que indica que el mismo teme su muerte y hasta podría decirse que está preparado para ella:

«Ya somos el olvido que seremos.

El polvo elemental que nos ignora

y que fue el rojo Adán, y que es ahora,

todos los hombres, y que no veremos.

Ya somos en la tumba las dos fechas

del principio y el término. La caja,

la obscena corrupción y la mortaja,

los triunfos de la muerte, y las endechas.

No soy el insensato que se aferra

al mágico sonido de su nombre.

Pienso, con esperanza, en aquel hombre

que no sabrá que fui sobre la tierra.

Bajo el indiferente azul del Cielo

esta meditación es un consuelo.»

En el coloquio el director contó que El olvido que seremos es una de sus lecturas favoritas y que Gonzalo Córdoba, Presidente de Caracol TV junto al escritor Héctor Abad Faciolince le comentaron la idea de llevar el libro al cine. En un principio le dio mucho respeto llevar a la pantalla esa historia. Pero más adelante lograron convencerle y fue fundamental que su hermano David (escritor, guionista y cineasta) pudiera ocuparse del guión.

Sobre la elección del actor protagonista señaló que el autor del libro se había fijado en el actor español Javier Cámara, quien dijo que se parecía bastante a su padre por su calvicie y por su edad y que le gustaba mucho para protagonista de su padre al final de su vida. El actor preparó el papel escuchando las casetes que grababa Héctor Abad y consiguió copiar perfectamente el acento paisa que es el que se habla en la región de Antioquia.

Trueba dijo que se sintió muy libre y relajado rodando la película, para él fue cómo una pista de despegue para emprender el vuelo. La calificó como una película muy delicada y señaló que ha sido su rodaje más plácido.

A continuación señaló que para él ha sido una felicidad estrenar una película sobre un médico especialista en salud pública y profesor de epidemiología en el año de la pandemia: “Porque rinde homenaje a los médicos que salvan vidas y enseña a los niños a lavarse las manos, un gesto imprescindible hoy con la Covid-19”.

Señaló que siempre se había imaginado la historia dividida en dos partes, en color la parte más antigua y familiar y en blanco y negro la parte más actual del asesinato del Doctor.

A preguntas del público respondió que la familia había recibido muy bien la película. Él tenía cierto temor sobre su reacción. Dijo que fue muy bonita la proyección en Colombia con la presencia de toda la familia. La madre, que tiene en la actualidad 95 años, le dijo: ”Me he reído tanto… le pregunté el por qué y contestó: porque yo sabía siempre lo que iba a pasar”. Las definió como unas personas fantásticas, muy generosas. La madre fue a ver el decorado, estaba muy emocionada y les dejó muchos objetos personales, muchos libros, que tenían un poder simbólico en las escenas de la película.

Repitió que para él ha sido una película muy especial en la que ha aprendido muchísimo y concluyó: “Hacer películas no te hace mejor director. Hay famosas primeras películas y famosas últimas películas. No se debe nunca perderle el respeto ni a un plano. Hay que darlo todo en cada plano y en cada película”.

El público salió emocionado con la película y con el coloquio. Solo nos queda animar a quien no la haya visto, a no perderse esta magnífica película, a leer el libro de Héctor Abad Faciolince, una lectura imprescindible, e incluso a aventurarse con la novela gráfica, publicada recientemente por Salamandra Graphics, y que ha sido realizado por el dibujante Tyto Alba. Todo lo relacionado con esta extraordinaria historia merece la pena.

El director al finalizar el evento nos dejó un mensaje animando a los espectadores a ir al Cine y contando una de las visitas de Cecilia Faciolince, viuda del Doctor Héctor Abad, al set del rodaje: 

 

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